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Adiós al autor Michael Jacobs

Michael Jacobs, escritor inglés que vivía en Frailes, murió, el sábado de madrugada, vencido por un cáncer de riñón. El autor de ”La fábrica de la luz”, que regresó a su villa de “adopción” antes de fallecer en Londres, logró despedirse de sus amigos andaluces. Vecinos de la Sierra Sur elogiaron su calidad humana.Jackie Rae, compañera de Michael Jacobs, llamó a Frailes cerca de las nueve menos diez de la mañana del sábado. La familia Caño, al otro lado del teléfono. El mensaje, ahogado en las lágrimas de Rae, confirmó lo esperado: Jacobs (Genoa, Italia, 1952) capituló ante el terrible ritmo de una enfermedad —cáncer de riñón— que no le arrebató las ganas de vivir, de escribir. “Ha muerto como un señor”, explicó Manuel Caño, amigo del hispanista.Jacobs, que preparaba una obra sobre la crisis, “Las Meninas” y Diego Velázquez, regresó a “su pueblo favorito”, Frailes, el municipio que convirtió en el “Macondo español” merced a la novela “The Factory of Light: Tales From My Andalucian Village” (2004). Su hogar. Su destino elegido. “Quiero ver olivos”, dijo antes de volar rumbo a España.La estancia duró menos de dos semanas: la salud del escritor empeoró, pues el tumor estaba cada vez más extendido. Antes de volver a Londres Jacobs, que saludó a los fraileros en las diferentes tabernas de la villa, recibió visitas en su casa frailera, ubicada cerca de la ermita del Calvario, en uno de los montes que rodea el pueblo. Allí, ya en una silla de ruedas, evocó el verano de 1999. “Fue su primera visita a Frailes. Al poco empezó a vivir en Discoteca Oh”, recordó Manuel Caño. Desde aquel local —hoy inactivo— inició, con alma de reportero, su trabajo de campo: descubrir la fisonomía vital de los fraileros para, más tarde, novelar sus vivencias en un libro —”La fábrica de la luz”— que se tradujo al castellano en 2010. “Yo aún no lo he leído. Es curioso. Conocía a Michael desde hace más de una década y no tengo ninguna dedicatoria suya”, expresó Lolo Caño, amigo del recién fallecido, hijo mayor de Manuel Caño y Mercedes García, el matrimonio que mejor interpretó al inglés. “Si algo he aprendido de Jacobs es a querer más a mi municipio”, abundó Lolo Caño. Lo mismo pensó la frailera María del Carmen Jiménez tras leer, en inglés, la obra que baña Frailes con un realismo mágico muy de García Márquez. La ficción, no obstante, también dio dolores de cabeza al británico: un particular, quizá confundido por una literatura que hibrida la fantasía y el realismo, denunció al autor.Más allá de aquel episodio, Jacobs sedujo con su musculatura narrativa no solo a lectores; la novela atrajo a numerosos ingleses a la Sierra Sur. El artista Nigel Greene, por ejemplo, compró una vivienda en Frailes tras devorar el libro. “Era una persona muy inteligente”, recordó Greene. El impresor alcalaíno Francisco de Paula Martínez Vela visitó a Jacobs cuando estuvo ingresado en un hospital de Granada. “La obra sobre Frailes revela su capacidad de analizar a la gente. Aun con sus problemas con el castellano, Jacobs supo mirar como un escritor”, aseguró Martínez.Conexión especialUno de los primeros cómplices del narrador en Frailes fue Manuel Ruiz, “el Sereno”, que falleció a finales de enero de 2012. Juntos protagonizaron uno de los capítulos más mediáticos de la historia del pequeño pueblo andaluz: la reapertura del vetusto Cinema España de la mano de Sara Montiel. La intrahistoria de aquel reestreno de “El último cuplé” todavía colea: la cinta, en VHS, llegó a Frailes “in extremis” para desesperación de Fermín Murcía, dueño del cine. “Fue una locura. Michael se portó de maravilla”, declaró el gestor.La intención del Ayuntamiento es poner banderas a media asta, como expresión de luto, durante dos días, aún sin concretar. “Es una gran pérdida. El pueblo se queda huérfano”, admitió el alcalde, José Manuel Garrido. Jacobs no pudo despedirse en persona de el Sereno, pues estaba en Colombia cuando Ruiz murió. Lo hizo en un texto publicado en Frailespático: “Manolo siempre estará donde hay alegría”, escribió. Como si hablara de él mismo. Publicado en Diario JAEN, 12 de enero de 2014- See more at: http://frailespatico.com/2014/01/13/adios-a-michael-jacobs/#sthash.NaCf75kE.dpufMichael Jacobs, escritor inglés que vivía en Frailes, murió, el sábado de madrugada, vencido por un cáncer de riñón. El autor de ”La fábrica de la luz”, que regresó a su villa de “adopción” antes de fallecer en Londres, logró despedirse de sus amigos andaluces. Vecinos de la Sierra Sur elogiaron su calidad humana.Jackie Rae, compañera de Michael Jacobs, llamó a Frailes cerca de las nueve menos diez de la mañana del sábado. La familia Caño, al otro lado del teléfono. El mensaje, ahogado en las lágrimas de Rae, confirmó lo esperado: Jacobs (Genoa, Italia, 1952) capituló ante el terrible ritmo de una enfermedad —cáncer de riñón— que no le arrebató las ganas de vivir, de escribir. “Ha muerto como un señor”, explicó Manuel Caño, amigo del hispanista.Jacobs, que preparaba una obra sobre la crisis, “Las Meninas” y Diego Velázquez, regresó a “su pueblo favorito”, Frailes, el municipio que convirtió en el “Macondo español” merced a la novela “The Factory of Light: Tales From My Andalucian Village” (2004). Su hogar. Su destino elegido. “Quiero ver olivos”, dijo antes de volar rumbo a España.La estancia duró menos de dos semanas: la salud del escritor empeoró, pues el tumor estaba cada vez más extendido. Antes de volver a Londres Jacobs, que saludó a los fraileros en las diferentes tabernas de la villa, recibió visitas en su casa frailera, ubicada cerca de la ermita del Calvario, en uno de los montes que rodea el pueblo. Allí, ya en una silla de ruedas, evocó el verano de 1999. “Fue su primera visita a Frailes. Al poco empezó a vivir en Discoteca Oh”, recordó Manuel Caño. Desde aquel local —hoy inactivo— inició, con alma de reportero, su trabajo de campo: descubrir la fisonomía vital de los fraileros para, más tarde, novelar sus vivencias en un libro —”La fábrica de la luz”— que se tradujo al castellano en 2010. “Yo aún no lo he leído. Es curioso. Conocía a Michael desde hace más de una década y no tengo ninguna dedicatoria suya”, expresó Lolo Caño, amigo del recién fallecido, hijo mayor de Manuel Caño y Mercedes García, el matrimonio que mejor interpretó al inglés. “Si algo he aprendido de Jacobs es a querer más a mi municipio”, abundó Lolo Caño. Lo mismo pensó la frailera María del Carmen Jiménez tras leer, en inglés, la obra que baña Frailes con un realismo mágico muy de García Márquez. La ficción, no obstante, también dio dolores de cabeza al británico: un particular, quizá confundido por una literatura que hibrida la fantasía y el realismo, denunció al autor.Más allá de aquel episodio, Jacobs sedujo con su musculatura narrativa no solo a lectores; la novela atrajo a numerosos ingleses a la Sierra Sur. El artista Nigel Greene, por ejemplo, compró una vivienda en Frailes tras devorar el libro. “Era una persona muy inteligente”, recordó Greene. El impresor alcalaíno Francisco de Paula Martínez Vela visitó a Jacobs cuando estuvo ingresado en un hospital de Granada. “La obra sobre Frailes revela su capacidad de analizar a la gente. Aun con sus problemas con el castellano, Jacobs supo mirar como un escritor”, aseguró Martínez.Conexión especialUno de los primeros cómplices del narrador en Frailes fue Manuel Ruiz, “el Sereno”, que falleció a finales de enero de 2012. Juntos protagonizaron uno de los capítulos más mediáticos de la historia del pequeño pueblo andaluz: la reapertura del vetusto Cinema España de la mano de Sara Montiel. La intrahistoria de aquel reestreno de “El último cuplé” todavía colea: la cinta, en VHS, llegó a Frailes “in extremis” para desesperación de Fermín Murcía, dueño del cine. “Fue una locura. Michael se portó de maravilla”, declaró el gestor.La intención del Ayuntamiento es poner banderas a media asta, como expresión de luto, durante dos días, aún sin concretar. “Es una gran pérdida. El pueblo se queda huérfano”, admitió el alcalde, José Manuel Garrido. Jacobs no pudo despedirse en persona de el Sereno, pues estaba en Colombia cuando Ruiz murió. Lo hizo en un texto publicado en Frailespático: “Manolo siempre estará donde hay alegría”, escribió. Como si hablara de él mismo. Publicado en Diario JAEN, 12 de enero de 2014- See more at: http://frailespatico.com/2014/01/13/adios-a-michael-jacobs/#sthash.NaCf75kE.dpufichael Jacobs, escritor inglés que vivía en Frailes, murió, el sábado de madrugada, vencido por un cáncer de riñón. El autor de ”La fábrica de la luz”, que regresó a su villa de “adopción” antes de fallecer en Londres, logró despedirse de sus amigos andaluces. Vecinos de la Sierra Sur elogiaron su calidad humana.Jackie Rae, compañera de Michael Jacobs, llamó a Frailes cerca de las nueve menos diez de la mañana del sábado. La familia Caño, al otro lado del teléfono. El mensaje, ahogado en las lágrimas de Rae, confirmó lo esperado: Jacobs (Genoa, Italia, 1952) capituló ante el terrible ritmo de una enfermedad —cáncer de riñón— que no le arrebató las ganas de vivir, de escribir. “Ha muerto como un señor”, explicó Manuel Caño, amigo del hispanista.Jacobs, que preparaba una obra sobre la crisis, “Las Meninas” y Diego Velázquez, regresó a “su pueblo favorito”, Frailes, el municipio que convirtió en el “Macondo español” merced a la novela “The Factory of Light: Tales From My Andalucian Village” (2004). Su hogar. Su destino elegido. “Quiero ver olivos”, dijo antes de volar rumbo a España.La estancia duró menos de dos semanas: la salud del escritor empeoró, pues el tumor estaba cada vez más extendido. Antes de volver a Londres Jacobs, que saludó a los fraileros en las diferentes tabernas de la villa, recibió visitas en su casa frailera, ubicada cerca de la ermita del Calvario, en uno de los montes que rodea el pueblo. Allí, ya en una silla de ruedas, evocó el verano de 1999. “Fue su primera visita a Frailes. Al poco empezó a vivir en Discoteca Oh”, recordó Manuel Caño. Desde aquel local —hoy inactivo— inició, con alma de reportero, su trabajo de campo: descubrir la fisonomía vital de los fraileros para, más tarde, novelar sus vivencias en un libro —”La fábrica de la luz”— que se tradujo al castellano en 2010. “Yo aún no lo he leído. Es curioso. Conocía a Michael desde hace más de una década y no tengo ninguna dedicatoria suya”, expresó Lolo Caño, amigo del recién fallecido, hijo mayor de Manuel Caño y Mercedes García, el matrimonio que mejor interpretó al inglés. “Si algo he aprendido de Jacobs es a querer más a mi municipio”, abundó Lolo Caño. Lo mismo pensó la frailera María del Carmen Jiménez tras leer, en inglés, la obra que baña Frailes con un realismo mágico muy de García Márquez. La ficción, no obstante, también dio dolores de cabeza al británico: un particular, quizá confundido por una literatura que hibrida la fantasía y el realismo, denunció al autor.Más allá de aquel episodio, Jacobs sedujo con su musculatura narrativa no solo a lectores; la novela atrajo a numerosos ingleses a la Sierra Sur. El artista Nigel Greene, por ejemplo, compró una vivienda en Frailes tras devorar el libro. “Era una persona muy inteligente”, recordó Greene. El impresor alcalaíno Francisco de Paula Martínez Vela visitó a Jacobs cuando estuvo ingresado en un hospital de Granada. “La obra sobre Frailes revela su capacidad de analizar a la gente. Aun con sus problemas con el castellano, Jacobs supo mirar como un escritor”, aseguró Martínez.Conexión especialUno de los primeros cómplices del narrador en Frailes fue Manuel Ruiz, “el Sereno”, que falleció a finales de enero de 2012. Juntos protagonizaron uno de los capítulos más mediáticos de la historia del pequeño pueblo andaluz: la reapertura del vetusto Cinema España de la mano de Sara Montiel. La intrahistoria de aquel reestreno de “El último cuplé” todavía colea: la cinta, en VHS, llegó a Frailes “in extremis” para desesperación de Fermín Murcía, dueño del cine. “Fue una locura. Michael se portó de maravilla”, declaró el gestor.La intención del Ayuntamiento es poner banderas a media asta, como expresión de luto, durante dos días, aún sin concretar. “Es una gran pérdida. El pueblo se queda huérfano”, admitió el alcalde, José Manuel Garrido. Jacobs no pudo despedirse en persona de el Sereno, pues estaba en Colombia cuando Ruiz murió. Lo hizo en un texto publicado en Frailespático: “Manolo siempre estará donde hay alegría”, escribió. Como si hablara de él mism- See more at: http://frailespatico.com/2014/01/13/adios-a-michael-jacobs/#sthash.NaCf75kE.dpufMichael Jacobs, escritor inglés que vivía en Frailes, murió, el sábado de madrugada, vencido por un cáncer de riñón. El autor de ”La fábrica de la luz”, que regresó a su villa de “adopción” antes de fallecer en Londres, logró despedirse de sus amigos andaluces. Vecinos de la Sierra Sur elogiaron su calidad humana.Jackie Rae, compañera de Michael Jacobs, llamó a Frailes cerca de las nueve menos diez de la mañana del sábado. La familia Caño, al otro lado del teléfono. El mensaje, ahogado en las lágrimas de Rae, confirmó lo esperado: Jacobs (Genoa, Italia, 1952) capituló ante el terrible ritmo de una enfermedad —cáncer de riñón— que no le arrebató las ganas de vivir, de escribir. “Ha muerto como un señor”, explicó Manuel Caño, amigo del hispanista.Jacobs, que preparaba una obra sobre la crisis, “Las Meninas” y Diego Velázquez, regresó a “su pueblo favorito”, Frailes, el municipio que convirtió en el “Macondo español” merced a la novela “The Factory of Light: Tales From My Andalucian Village” (2004). Su hogar. Su destino elegido. “Quiero ver olivos”, dijo antes de volar rumbo a España.La estancia duró menos de dos semanas: la salud del escritor empeoró, pues el tumor estaba cada vez más extendido. Antes de volver a Londres Jacobs, que saludó a los fraileros en las diferentes tabernas de la villa, recibió visitas en su casa frailera, ubicada cerca de la ermita del Calvario, en uno de los montes que rodea el pueblo. Allí, ya en una silla de ruedas, evocó el verano de 1999. “Fue su primera visita a Frailes. Al poco empezó a vivir en Discoteca Oh”, recordó Manuel Caño. Desde aquel local —hoy inactivo— inició, con alma de reportero, su trabajo de campo: descubrir la fisonomía vital de los fraileros para, más tarde, novelar sus vivencias en un libro —”La fábrica de la luz”— que se tradujo al castellano en 2010. “Yo aún no lo he leído. Es curioso. Conocía a Michael desde hace más de una década y no tengo ninguna dedicatoria suya”, expresó Lolo Caño, amigo del recién fallecido, hijo mayor de Manuel Caño y Mercedes García, el matrimonio que mejor interpretó al inglés. “Si algo he aprendido de Jacobs es a querer más a mi municipio”, abundó Lolo Caño. Lo mismo pensó la frailera María del Carmen Jiménez tras leer, en inglés, la obra que baña Frailes con un realismo mágico muy de García Márquez. La ficción, no obstante, también dio dolores de cabeza al británico: un particular, quizá confundido por una literatura que hibrida la fantasía y el realismo, denunció al autor.Más allá de aquel episodio, Jacobs sedujo con su musculatura narrativa no solo a lectores; la novela atrajo a numerosos ingleses a la Sierra Sur. El artista Nigel Greene, por ejemplo, compró una vivienda en Frailes tras devorar el libro. “Era una persona muy inteligente”, recordó Greene. El impresor alcalaíno Francisco de Paula Martínez Vela visitó a Jacobs cuando estuvo ingresado en un hospital de Granada. “La obra sobre Frailes revela su capacidad de analizar a la gente. Aun con sus problemas con el castellano, Jacobs supo mirar como un escritor”, aseguró Martínez.Conexión especialUno de los primeros cómplices del narrador en Frailes fue Manuel Ruiz, “el Sereno”, que falleció a finales de enero de 2012. Juntos protagonizaron uno de los capítulos más mediáticos de la historia del pequeño pueblo andaluz: la reapertura del vetusto Cinema España de la mano de Sara Montiel. La intrahistoria de aquel reestreno de “El último cuplé” todavía colea: la cinta, en VHS, llegó a Frailes “in extremis” para desesperación de Fermín Murcía, dueño del cine. “Fue una locura. Michael se portó de maravilla”, declaró el gestor.La intención del Ayuntamiento es poner banderas a media asta, como expresión de luto, durante dos días, aún sin concretar. “Es una gran pérdida. El pueblo se queda huérfano”, admitió el alcalde, José Manuel Garrido. Jacobs no pudo despedirse en persona de el Sereno, pues estaba en Colombia cuando Ruiz murió. Lo hizo en un texto publicado en Frailespático: “Manolo siempre estará donde hay alegría”, escribió. Como si hablara de él mismo. Publicado en Diario JAEN, 12 de enero de 2014- See more at: http://frailespatico.com/2014/01/13/adios-a-michael-jacobs/#sthash.NaCf75kE.dpufichael Jacobs, escritor inglés que vivía en Frailes, murió, el sábado de madrugada, vencido por un cáncer de riñón. El autor de ”La fábrica de la luz”, que regresó a su villa de “adopción” antes de fallecer en Londres, logró despedirse de sus amigos andaluces. Vecinos de la Sierra Sur elogiaron su calidad humana.Jackie Rae, compañera de Michael Jacobs, llamó a Frailes cerca de las nueve menos diez de la mañana del sábado. La familia Caño, al otro lado del teléfono. El mensaje, ahogado en las lágrimas de Rae, confirmó lo esperado: Jacobs (Genoa, Italia, 1952) capituló ante el terrible ritmo de una enfermedad —cáncer de riñón— que no le arrebató las ganas de vivir, de escribir. “Ha muerto como un señor”, explicó Manuel Caño, amigo del hispanista.Jacobs, que preparaba una obra sobre la crisis, “Las Meninas” y Diego Velázquez, regresó a “su pueblo favorito”, Frailes, el municipio que convirtió en el “Macondo español” merced a la novela “The Factory of Light: Tales From My Andalucian Village” (2004). Su hogar. Su destino elegido. “Quiero ver olivos”, dijo antes de volar rumbo a España.La estancia duró menos de dos semanas: la salud del escritor empeoró, pues el tumor estaba cada vez más extendido. Antes de volver a Londres Jacobs, que saludó a los fraileros en las diferentes tabernas de la villa, recibió visitas en su casa frailera, ubicada cerca de la ermita del Calvario, en uno de los montes que rodea el pueblo. Allí, ya en una silla de ruedas, evocó el verano de 1999. “Fue su primera visita a Frailes. Al poco empezó a vivir en Discoteca Oh”, recordó Manuel Caño. Desde aquel local —hoy inactivo— inició, con alma de reportero, su trabajo de campo: descubrir la fisonomía vital de los fraileros para, más tarde, novelar sus vivencias en un libro —”La fábrica de la luz”— que se tradujo al castellano en 2010. “Yo aún no lo he leído. Es curioso. Conocía a Michael desde hace más de una década y no tengo ninguna dedicatoria suya”, expresó Lolo Caño, amigo del recién fallecido, hijo mayor de Manuel Caño y Mercedes García, el matrimonio que mejor interpretó al inglés. “Si algo he aprendido de Jacobs es a querer más a mi municipio”, abundó Lolo Caño. Lo mismo pensó la frailera María del Carmen Jiménez tras leer, en inglés, la obra que baña Frailes con un realismo mágico muy de García Márquez. La ficción, no obstante, también dio dolores de cabeza al británico: un particular, quizá confundido por una literatura que hibrida la fantasía y el realismo, denunció al autor.Más allá de aquel episodio, Jacobs sedujo con su musculatura narrativa no solo a lectores; la novela atrajo a numerosos ingleses a la Sierra Sur. El artista Nigel Greene, por ejemplo, compró una vivienda en Frailes tras devorar el libro. “Era una persona muy inteligente”, recordó Greene. El impresor alcalaíno Francisco de Paula Martínez Vela visitó a Jacobs cuando estuvo ingresado en un hospital de Granada. “La obra sobre Frailes revela su capacidad de analizar a la gente. Aun con sus problemas con el castellano, Jacobs supo mirar como un escritor”, aseguró Martínez.Conexión especialUno de los primeros cómplices del narrador en Frailes fue Manuel Ruiz, “el Sereno”, que falleció a finales de enero de 2012. Juntos protagonizaron uno de los capítulos más mediáticos de la historia del pequeño pueblo andaluz: la reapertura del vetusto Cinema España de la mano de Sara Montiel. La intrahistoria de aquel reestreno de “El último cuplé” todavía colea: la cinta, en VHS, llegó a Frailes “in extremis” para desesperación de Fermín Murcía, dueño del cine. “Fue una locura. Michael se portó de maravilla”, declaró el gestor.La intención del Ayuntamiento es poner banderas a media asta, como expresión de luto, durante dos días, aún sin concretar. “Es una gran pérdida. El pueblo se queda huérfano”, admitió el alcalde, José Manuel Garrido. Jacobs no pudo despedirse en persona de el Sereno, pues estaba en Colombia cuando Ruiz murió. Lo hizo en un texto publicado en Frailespático: “Manolo siempre estará donde hay alegría”, escribió. Como si hablara de él mism- See more at: http://frailespatico.com/2014/01/13/adios-a-michael-jacobs/#sthash.NaCf75kE.dpufichael Jacobs, escritor inglés que vivía en Frailes, murió, el sábado de madrugada, vencido por un cáncer de riñón. El autor de ”La fábrica de la luz”, que regresó a su villa de “adopción” antes de fallecer en Londres, logró despedirse de sus amigos andaluces. Vecinos de la Sierra Sur elogiaron su calidad humana.Jackie Rae, compañera de Michael Jacobs, llamó a Frailes cerca de las nueve menos diez de la mañana del sábado. La familia Caño, al otro lado del teléfono. El mensaje, ahogado en las lágrimas de Rae, confirmó lo esperado: Jacobs (Genoa, Italia, 1952) capituló ante el terrible ritmo de una enfermedad —cáncer de riñón— que no le arrebató las ganas de vivir, de escribir. “Ha muerto como un señor”, explicó Manuel Caño, amigo del hispanista.Jacobs, que preparaba una obra sobre la crisis, “Las Meninas” y Diego Velázquez, regresó a “su pueblo favorito”, Frailes, el municipio que convirtió en el “Macondo español” merced a la novela “The Factory of Light: Tales From My Andalucian Village” (2004). Su hogar. Su destino elegido. “Quiero ver olivos”, dijo antes de volar rumbo a España.La estancia duró menos de dos semanas: la salud del escritor empeoró, pues el tumor estaba cada vez más extendido. Antes de volver a Londres Jacobs, que saludó a los fraileros en las diferentes tabernas de la villa, recibió visitas en su casa frailera, ubicada cerca de la ermita del Calvario, en uno de los montes que rodea el pueblo. Allí, ya en una silla de ruedas, evocó el verano de 1999. “Fue su primera visita a Frailes. Al poco empezó a vivir en Discoteca Oh”, recordó Manuel Caño. Desde aquel local —hoy inactivo— inició, con alma de reportero, su trabajo de campo: descubrir la fisonomía vital de los fraileros para, más tarde, novelar sus vivencias en un libro —”La fábrica de la luz”— que se tradujo al castellano en 2010. “Yo aún no lo he leído. Es curioso. Conocía a Michael desde hace más de una década y no tengo ninguna dedicatoria suya”, expresó Lolo Caño, amigo del recién fallecido, hijo mayor de Manuel Caño y Mercedes García, el matrimonio que mejor interpretó al inglés. “Si algo he aprendido de Jacobs es a querer más a mi municipio”, abundó Lolo Caño. Lo mismo pensó la frailera María del Carmen Jiménez tras leer, en inglés, la obra que baña Frailes con un realismo mágico muy de García Márquez. La ficción, no obstante, también dio dolores de cabeza al británico: un particular, quizá confundido por una literatura que hibrida la fantasía y el realismo, denunció al autor.Más allá de aquel episodio, Jacobs sedujo con su musculatura narrativa no solo a lectores; la novela atrajo a numerosos ingleses a la Sierra Sur. El artista Nigel Greene, por ejemplo, compró una vivienda en Frailes tras devorar el libro. “Era una persona muy inteligente”, recordó Greene. El impresor alcalaíno Francisco de Paula Martínez Vela visitó a Jacobs cuando estuvo ingresado en un hospital de Granada. “La obra sobre Frailes revela su capacidad de analizar a la gente. Aun con sus problemas con el castellano, Jacobs supo mirar como un escritor”, aseguró Martínez.Conexión especialUno de los primeros cómplices del narrador en Frailes fue Manuel Ruiz, “el Sereno”, que falleció a finales de enero de 2012. Juntos protagonizaron uno de los capítulos más mediáticos de la historia del pequeño pueblo andaluz: la reapertura del vetusto Cinema España de la mano de Sara Montiel. La intrahistoria de aquel reestreno de “El último cuplé” todavía colea: la cinta, en VHS, llegó a Frailes “in extremis” para desesperación de Fermín Murcía, dueño del cine. “Fue una locura. Michael se portó de maravilla”, declaró el gestor.La intención del Ayuntamiento es poner banderas a media asta, como expresión de luto, durante dos días, aún sin concretar. “Es una gran pérdida. El pueblo se queda huérfano”, admitió el alcalde, José Manuel Garrido. Jacobs no pudo despedirse en persona de el Sereno, pues estaba en Colombia cuando Ruiz murió. Lo hizo en un texto publicado en Frailespático: “Manolo siempre estará donde hay alegría”, escribió. Como si hablara de él mism- See more at: http://frailespatico.com/2014/01/13/adios-a-michael-jacobs/#sthash.NaCf75kE.dpufMichael Jacobs, escritor inglés que vivía en Frailes, murió, el sábado de madrugada, vencido por un cáncer de riñón. El autor de ”La fábrica de la luz”, que regresó a su villa de “adopción” antes de fallecer en Londres, logró despedirse de sus amigos andaluces. Vecinos de la Sierra Sur elogiaron su calidad humana.Jackie Rae, compañera de Michael Jacobs, llamó a Frailes cerca de las nueve menos diez de la mañana del sábado. La familia Caño, al otro lado del teléfono. El mensaje, ahogado en las lágrimas de Rae, confirmó lo esperado: Jacobs (Genoa, Italia, 1952) capituló ante el terrible ritmo de una enfermedad —cáncer de riñón— que no le arrebató las ganas de vivir, de escribir. “Ha muerto como un señor”, explicó Manuel Caño, amigo del hispanista.Jacobs, que preparaba una obra sobre la crisis, “Las Meninas” y Diego Velázquez, regresó a “su pueblo favorito”, Frailes, el municipio que convirtió en el “Macondo español” merced a la novela “The Factory of Light: Tales From My Andalucian Village” (2004). Su hogar. Su destino elegido. “Quiero ver olivos”, dijo antes de volar rumbo a España.La estancia duró menos de dos semanas: la salud del escritor empeoró, pues el tumor estaba cada vez más extendido. Antes de volver a Londres Jacobs, que saludó a los fraileros en las diferentes tabernas de la villa, recibió visitas en su casa frailera, ubicada cerca de la ermita del Calvario, en uno de los montes que rodea el pueblo. Allí, ya en una silla de ruedas, evocó el verano de 1999. “Fue su primera visita a Frailes. Al poco empezó a vivir en Discoteca Oh”, recordó Manuel Caño. Desde aquel local —hoy inactivo— inició, con alma de reportero, su trabajo de campo: descubrir la fisonomía vital de los fraileros para, más tarde, novelar sus vivencias en un libro —”La fábrica de la luz”— que se tradujo al castellano en 2010. “Yo aún no lo he leído. Es curioso. Conocía a Michael desde hace más de una década y no tengo ninguna dedicatoria suya”, expresó Lolo Caño, amigo del recién fallecido, hijo mayor de Manuel Caño y Mercedes García, el matrimonio que mejor interpretó al inglés. “Si algo he aprendido de Jacobs es a querer más a mi municipio”, abundó Lolo Caño. Lo mismo pensó la frailera María del Carmen Jiménez tras leer, en inglés, la obra que baña Frailes con un realismo mágico muy de García Márquez. La ficción, no obstante, también dio dolores de cabeza al británico: un particular, quizá confundido por una literatura que hibrida la fantasía y el realismo, denunció al autor.Más allá de aquel episodio, Jacobs sedujo con su musculatura narrativa no solo a lectores; la novela atrajo a numerosos ingleses a la Sierra Sur. El artista Nigel Greene, por ejemplo, compró una vivienda en Frailes tras devorar el libro. “Era una persona muy inteligente”, recordó Greene. El impresor alcalaíno Francisco de Paula Martínez Vela visitó a Jacobs cuando estuvo ingresado en un hospital de Granada. “La obra sobre Frailes revela su capacidad de analizar a la gente. Aun con sus problemas con el castellano, Jacobs supo mirar como un escritor”, aseguró Martínez.Conexión especialUno de los primeros cómplices del narrador en Frailes fue Manuel Ruiz, “el Sereno”, que falleció a finales de enero de 2012. Juntos protagonizaron uno de los capítulos más mediáticos de la historia del pequeño pueblo andaluz: la reapertura del vetusto Cinema España de la mano de Sara Montiel. La intrahistoria de aquel reestreno de “El último cuplé” todavía colea: la cinta, en VHS, llegó a Frailes “in extremis” para desesperación de Fermín Murcía, dueño del cine. “Fue una locura. Michael se portó de maravilla”, declaró el gestor.La intención del Ayuntamiento es poner banderas a media asta, como expresión de luto, durante dos días, aún sin concretar. “Es una gran pérdida. El pueblo se queda huérfano”, admitió el alcalde, José Manuel Garrido. Jacobs no pudo despedirse en persona de el Sereno, pues estaba en Colombia cuando Ruiz murió. Lo hizo en un texto publicado en Frailespático: “Manolo siempre estará donde hay alegría”, escribió. Como si hablara de él mismo. Publicado en Diario JAEN, 12 de enero de 2014ichael Jacobs, escritor inglés que vivía en Frailes, murió, el sábado de madrugada, vencido por un cáncer de riñón. El autor de ”La fábrica de la luz”, que regresó a su villa de “adopción” antes de fallecer en Londres, logró despedirse de sus amigos andaluces. Vecinos de la Sierra Sur elogiaron su calidad humana.Jackie Rae, compañera de Michael Jacobs, llamó a Frailes cerca de las nueve menos diez de la mañana del sábado. La familia Caño, al otro lado del teléfono. El mensaje, ahogado en las lágrimas de Rae, confirmó lo esperado: Jacobs (Genoa, Italia, 1952) capituló ante el terrible ritmo de una enfermedad —cáncer de riñón— que no le arrebató las ganas de vivir, de escribir. “Ha muerto como un señor”, explicó Manuel Caño, amigo del hispanista.Jacobs, que preparaba una obra sobre la crisis, “Las Meninas” y Diego Velázquez, regresó a “su pueblo favorito”, Frailes, el municipio que convirtió en el “Macondo español” merced a la novela “The Factory of Light: Tales From My Andalucian Village” (2004). Su hogar. Su destino elegido. “Quiero ver olivos”, dijo antes de volar rumbo a España.La estancia duró menos de dos semanas: la salud del escritor empeoró, pues el tumor estaba cada vez más extendido. Antes de volver a Londres Jacobs, que saludó a los fraileros en las diferentes tabernas de la villa, recibió visitas en su casa frailera, ubicada cerca de la ermita del Calvario, en uno de los montes que rodea el pueblo. Allí, ya en una silla de ruedas, evocó el verano de 1999. “Fue su primera visita a Frailes. Al poco empezó a vivir en Discoteca Oh”, recordó Manuel Caño. Desde aquel local —hoy inactivo— inició, con alma de reportero, su trabajo de campo: descubrir la fisonomía vital de los fraileros para, más tarde, novelar sus vivencias en un libro —”La fábrica de la luz”— que se tradujo al castellano en 2010. “Yo aún no lo he leído. Es curioso. Conocía a Michael desde hace más de una década y no tengo ninguna dedicatoria suya”, expresó Lolo Caño, amigo del recién fallecido, hijo mayor de Manuel Caño y Mercedes García, el matrimonio que mejor interpretó al inglés. “Si algo he aprendido de Jacobs es a querer más a mi municipio”, abundó Lolo Caño. Lo mismo pensó la frailera María del Carmen Jiménez tras leer, en inglés, la obra que baña Frailes con un realismo mágico muy de García Márquez. La ficción, no obstante, también dio dolores de cabeza al británico: un particular, quizá confundido por una literatura que hibrida la fantasía y el realismo, denunció al autor.Más allá de aquel episodio, Jacobs sedujo con su musculatura narrativa no solo a lectores; la novela atrajo a numerosos ingleses a la Sierra Sur. El artista Nigel Greene, por ejemplo, compró una vivienda en Frailes tras devorar el libro. “Era una persona muy inteligente”, recordó Greene. El impresor alcalaíno Francisco de Paula Martínez Vela visitó a Jacobs cuando estuvo ingresado en un hospital de Granada. “La obra sobre Frailes revela su capacidad de analizar a la gente. Aun con sus problemas con el castellano, Jacobs supo mirar como un escritor”, aseguró Martínez.Conexión especialUno de los primeros cómplices del narrador en Frailes fue Manuel Ruiz, “el Sereno”, que falleció a finales de enero de 2012. Juntos protagonizaron uno de los capítulos más mediáticos de la historia del pequeño pueblo andaluz: la reapertura del vetusto Cinema España de la mano de Sara Montiel. La intrahistoria de aquel reestreno de “El último cuplé” todavía colea: la cinta, en VHS, llegó a Frailes “in extremis” para desesperación de Fermín Murcía, dueño del cine. “Fue una locura. Michael se portó de maravilla”, declaró el gestor.La intención del Ayuntamiento es poner banderas a media asta, como expresión de luto, durante dos días, aún sin concretar. “Es una gran pérdida. El pueblo se queda huérfano”, admitió el alcalde, José Manuel Garrido. Jacobs no pudo despedirse en persona de el Sereno, pues estaba en Colombia cuando Ruiz murió. Lo hizo en un texto publicado en Frailespático: “Manolo siempre estará donde hay alegría”, escribió. Como si hablara de él mism- See more at: http://frailespatico.com/2014/01/13/adios-a-michael-jacobs/#sthash.NaCf75kE.dpufFran Cano- Frailespatico.comPublicado en Diario JAEN, 12 de enero de 2014