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Gamificación: motivación intrínseca y extrínseca

Cuando hablamos de motivación extrínseca aplicada en la vida real, normalmente lo identificamos con el sueldo que nos impulsa a trabajar ocho horas diarias. Se trata del motivo, la recompensa visible y tangible por la que hacemos determinadas acciones.En el ámbito de la gamificación, la motivación extrínseca se identifica con los premios o las recompensas que obtenemos al participar en ciertos procesos. Por ejemplo, cuando al entrar a un centro comercial haces check-in en Foursquare con el fin de obtener un cupón de descuento o cualquier otro tipo de promoción o ventaja económica. La motivación intrínseca en la vida real es la que nos hace participar en obras sociales, la que nos impulsa a colaborar con alguna ONG. En los proyectos de gamificación la motivación intrínseca se identifica con el reconocimiento social, con el hecho de sentirse parte de un grupo y con mejorar nuestro status. En estos casos,  la recompensa recibida reside en la misma actividad y no tanto en en objetos virtuales o recompensas económicas. Se trata de disfrutar de la colaboración o la competición con otros usuarios y de poder compartir la vivencia del juego con nuestro círculo de amigos o con nuestros compañeros de trabajo.Las estrategias de gamificación pueden generar ciertos vínculos sociales; si observamos que nuestro grupo de amigos hace check-in en un bar para convertirse en major, es muy probable nosotros también queramos formar parte de la competición para así poder sentirnos parte del grupo.A la hora de gamificar un proyecto es igual de importante tener en cuenta las motivaciones intrínsecas como las extrínsecas. No todos los usuarios son iguales; algunos se verán atraídos hacía el juego por las motivaciones extrínsecas que puedan conseguir, pero muchos otros querrán participar por motivaciones intrínsecas, por sentirse miembro de un grupo o simplemente por reconocimiento social.