Legan las III olimpiadas rurales de juegos tradicionales villa de Frailes Los proximos dias 16 y 17 de agosto no te lo puedes perder, si no estas cerca de Frailes, puedes seguirnos en directo. www.frailes.es/en-linea
El proximo dia 1 de agosto y con motivo de las feria de Frailes 2014 tendra lugar el dia de la bicicleta, donde todos los participatentes podran disfrutar de un recorrido fomentando asi el deporte.
La pintora Carmen Esteo, de 88 años, recibió un homenaje en el colegio Sierra Sur de Santa Ana. Al acto, organizado por el Ayuntamiento de Alcalá la Real, acudieron decenas de vecinos; la sala del centro en la que Esteo fue reconocida —social y artísticamente— lució abarrotada de personas y de, cómo no, obras de una de las ancianas más vitalistas de la comarca. Una mujer que liberó su imaginación cuando era presidenta de la Asociación de Pensionistas de Santa Ana. Hasta cuarenta cuadros dona ahora a sus vecinos.Carlos Hinojosa, alcalde de Alcalá la Real, estuvo al lado de una señora mermada por los años: Carmen Esteo, lúcida y coqueta, escuchaba las palabras de Hinojosa desde su silla de ruedas. Quienes estaban al final de la sala apenas la veían dada la concentración de mujeres, hombres y algunos niños. Sí se escuchaba a cada rato una voz:—Yo me acostaba a las dos de la madrugada. Mis técnicas son exclusivas. Y estos son mis trabajos —dijo la protagonista, en alusión a las imágenes costumbristas de la exposición: un gato que juega con una mariposa, una mujer que lava ropas, un hombre en el campo—La cultura refleja nuestra forma de ver la vida. Carmen, te has hecho un poco inmortal —aseguró el alcalde.Esteo, una artista sin ínfulas, recordó que hay trabajos suyos en la Casa de la Cultura de Frailes.—Y en Sevilla también tengo cuadros —añadió.—Y en el bar El Olivo de Alcalá la Real —le recordó una asistente.La naturalidad del momento evocó una escena genuinamente andaluza: parecía un corro de personas que departían al aire libre. Carmen, autodidacta, puso el acento en las lecturas para explicar por qué pinta tanto y tan bien:—Aprendí gracias a los libros de la Biblioteca Municipal de Alcalá. Los jóvenes tienen que saber lo importante que son los libros.Dos cartas leídas a viva voz emocionaron a una “santanera” que, si bien destaca por su ímpetu creativo, llega a la gente por ser sencilla.—Siempre nos has ayudado —le recordaron colectivos locales.Una procesión de personas aprovechó para abrazar y darle regalos a Carmen Esteo, artista de sello reconocible, “abuela” talentuda. El homenaje, sencillo, a la casi nonagenaria fue en vida. Como tenía que ser.Fuente: Frailespatico.com
Apoyo y pasión por el fútbol frailero. Las 24 Horas de Fútbol Sala provocan la asistencia, durante el fin de semana, de decenas de visitantes a la villa. Dieciséis equipos en un día dedicado al fútbol y a la competición juvenil, en una categoría que, aunque no es de élite, sí recoge a grandes promesas del fútbol local.Equipos de veteranos junto a otros que debutaban por primera vez en esta competición, hicieron un alarde al deporte y se pudo vivir estas 24 Horas en marco de compañerismo y buena armonía.Desde las cinco de la tarde del sábado, los diferentes equipos se enfrentaron pasando fase a fase hasta llegar a las semifinales a la altura del mediodía del domingo. A la ansiada antesala de la final llegaron, por un lado, Frailes FS, el equipo del frailero Miguel Garrido y un conjunto de Torredonjimeno, Patín Bar 3. Por otro lado, Funeraria Rama, de Torredelcampo, y Cortesport, un equipo de Campotéjar. Tras un resultado de 5 a 3 y 2 a 1, respectivamente, pasaron a la final el conjunto de Garrido y la alineación de Torredelcampo.La esperada final se disputó a las siete de la tarde del domingo, con una gran afluencia de público en el Pabellón Municipal. El conjunto Frailes FS comenzó perdiendo en una primera parte donde fue claramente superior el equipo torrecampeño. Las tornas cambiaron en una segunda parte apasionante, con la remontada del equipo de Garrido, que pudo haber sentenciado el partido con varias ocasiones de gol. El final del partido llegó con el empate a dos goles, que se tuvo que decidir en la tanda de penaltis. Tres de tres goles y el toque decisivo lo puso el portero del Frailes FS, cuando paró el cuarto penalti. El delantero del equipo marcó el correspondiente y el resultado viraba en favor del equipo del frailero. Un resultado que les dio la victoria de esta edición de las 24 Horas de Fútbol Sala y un premio en metálico de 1.000 euros. El segundo clasificado recibió una cuantía de 400 euros. El trofeo para el portero menos goleado recayó en el del equipo de Torredelcampo. Del mismo modo, el máximo goleador de la competición fue Miguel Garrido, del Frailes FS.El otro conjunto frailero, Frailestar cayó en el primer partido y remontó en la repesca. Sin embargo, no consiguió pasar de octavos. No fue un mal resultado teniendo en cuenta que era su debut en esta competiciónUn fin de semana en el que comienzan las actividades veraniegas en el municipio. Lo siguiente, el Cine de Verano, que empieza el próximo sábado, 19 de julio. Fuente: Frailespatico.com
Michael Jacobs, escritor inglés que vivía en Frailes, murió, el sábado de madrugada, vencido por un cáncer de riñón. El autor de ”La fábrica de la luz”, que regresó a su villa de “adopción” antes de fallecer en Londres, logró despedirse de sus amigos andaluces. Vecinos de la Sierra Sur elogiaron su calidad humana.Jackie Rae, compañera de Michael Jacobs, llamó a Frailes cerca de las nueve menos diez de la mañana del sábado. La familia Caño, al otro lado del teléfono. El mensaje, ahogado en las lágrimas de Rae, confirmó lo esperado: Jacobs (Genoa, Italia, 1952) capituló ante el terrible ritmo de una enfermedad —cáncer de riñón— que no le arrebató las ganas de vivir, de escribir. “Ha muerto como un señor”, explicó Manuel Caño, amigo del hispanista.Jacobs, que preparaba una obra sobre la crisis, “Las Meninas” y Diego Velázquez, regresó a “su pueblo favorito”, Frailes, el municipio que convirtió en el “Macondo español” merced a la novela “The Factory of Light: Tales From My Andalucian Village” (2004). Su hogar. Su destino elegido. “Quiero ver olivos”, dijo antes de volar rumbo a España.La estancia duró menos de dos semanas: la salud del escritor empeoró, pues el tumor estaba cada vez más extendido. Antes de volver a Londres Jacobs, que saludó a los fraileros en las diferentes tabernas de la villa, recibió visitas en su casa frailera, ubicada cerca de la ermita del Calvario, en uno de los montes que rodea el pueblo. Allí, ya en una silla de ruedas, evocó el verano de 1999. “Fue su primera visita a Frailes. Al poco empezó a vivir en Discoteca Oh”, recordó Manuel Caño. Desde aquel local —hoy inactivo— inició, con alma de reportero, su trabajo de campo: descubrir la fisonomía vital de los fraileros para, más tarde, novelar sus vivencias en un libro —”La fábrica de la luz”— que se tradujo al castellano en 2010. “Yo aún no lo he leído. Es curioso. Conocía a Michael desde hace más de una década y no tengo ninguna dedicatoria suya”, expresó Lolo Caño, amigo del recién fallecido, hijo mayor de Manuel Caño y Mercedes García, el matrimonio que mejor interpretó al inglés. “Si algo he aprendido de Jacobs es a querer más a mi municipio”, abundó Lolo Caño. Lo mismo pensó la frailera María del Carmen Jiménez tras leer, en inglés, la obra que baña Frailes con un realismo mágico muy de García Márquez. La ficción, no obstante, también dio dolores de cabeza al británico: un particular, quizá confundido por una literatura que hibrida la fantasía y el realismo, denunció al autor.Más allá de aquel episodio, Jacobs sedujo con su musculatura narrativa no solo a lectores; la novela atrajo a numerosos ingleses a la Sierra Sur. El artista Nigel Greene, por ejemplo, compró una vivienda en Frailes tras devorar el libro. “Era una persona muy inteligente”, recordó Greene. El impresor alcalaíno Francisco de Paula Martínez Vela visitó a Jacobs cuando estuvo ingresado en un hospital de Granada. “La obra sobre Frailes revela su capacidad de analizar a la gente. Aun con sus problemas con el castellano, Jacobs supo mirar como un escritor”, aseguró Martínez.Conexión especialUno de los primeros cómplices del narrador en Frailes fue Manuel Ruiz, “el Sereno”, que falleció a finales de enero de 2012. Juntos protagonizaron uno de los capítulos más mediáticos de la historia del pequeño pueblo andaluz: la reapertura del vetusto Cinema España de la mano de Sara Montiel. La intrahistoria de aquel reestreno de “El último cuplé” todavía colea: la cinta, en VHS, llegó a Frailes “in extremis” para desesperación de Fermín Murcía, dueño del cine. “Fue una locura. Michael se portó de maravilla”, declaró el gestor.La intención del Ayuntamiento es poner banderas a media asta, como expresión de luto, durante dos días, aún sin concretar. “Es una gran pérdida. El pueblo se queda huérfano”, admitió el alcalde, José Manuel Garrido. Jacobs no pudo despedirse en persona de el Sereno, pues estaba en Colombia cuando Ruiz murió. Lo hizo en un texto publicado en Frailespático: “Manolo siempre estará donde hay alegría”, escribió. Como si hablara de él mismo. Publicado en Diario JAEN, 12 de enero de 2014- See more at: http://frailespatico.com/2014/01/13/adios-a-michael-jacobs/#sthash.NaCf75kE.dpufMichael Jacobs, escritor inglés que vivía en Frailes, murió, el sábado de madrugada, vencido por un cáncer de riñón. El autor de ”La fábrica de la luz”, que regresó a su villa de “adopción” antes de fallecer en Londres, logró despedirse de sus amigos andaluces. Vecinos de la Sierra Sur elogiaron su calidad humana.Jackie Rae, compañera de Michael Jacobs, llamó a Frailes cerca de las nueve menos diez de la mañana del sábado. La familia Caño, al otro lado del teléfono. El mensaje, ahogado en las lágrimas de Rae, confirmó lo esperado: Jacobs (Genoa, Italia, 1952) capituló ante el terrible ritmo de una enfermedad —cáncer de riñón— que no le arrebató las ganas de vivir, de escribir. “Ha muerto como un señor”, explicó Manuel Caño, amigo del hispanista.Jacobs, que preparaba una obra sobre la crisis, “Las Meninas” y Diego Velázquez, regresó a “su pueblo favorito”, Frailes, el municipio que convirtió en el “Macondo español” merced a la novela “The Factory of Light: Tales From My Andalucian Village” (2004). Su hogar. Su destino elegido. “Quiero ver olivos”, dijo antes de volar rumbo a España.La estancia duró menos de dos semanas: la salud del escritor empeoró, pues el tumor estaba cada vez más extendido. Antes de volver a Londres Jacobs, que saludó a los fraileros en las diferentes tabernas de la villa, recibió visitas en su casa frailera, ubicada cerca de la ermita del Calvario, en uno de los montes que rodea el pueblo. Allí, ya en una silla de ruedas, evocó el verano de 1999. “Fue su primera visita a Frailes. Al poco empezó a vivir en Discoteca Oh”, recordó Manuel Caño. Desde aquel local —hoy inactivo— inició, con alma de reportero, su trabajo de campo: descubrir la fisonomía vital de los fraileros para, más tarde, novelar sus vivencias en un libro —”La fábrica de la luz”— que se tradujo al castellano en 2010. “Yo aún no lo he leído. Es curioso. Conocía a Michael desde hace más de una década y no tengo ninguna dedicatoria suya”, expresó Lolo Caño, amigo del recién fallecido, hijo mayor de Manuel Caño y Mercedes García, el matrimonio que mejor interpretó al inglés. “Si algo he aprendido de Jacobs es a querer más a mi municipio”, abundó Lolo Caño. Lo mismo pensó la frailera María del Carmen Jiménez tras leer, en inglés, la obra que baña Frailes con un realismo mágico muy de García Márquez. La ficción, no obstante, también dio dolores de cabeza al británico: un particular, quizá confundido por una literatura que hibrida la fantasía y el realismo, denunció al autor.Más allá de aquel episodio, Jacobs sedujo con su musculatura narrativa no solo a lectores; la novela atrajo a numerosos ingleses a la Sierra Sur. El artista Nigel Greene, por ejemplo, compró una vivienda en Frailes tras devorar el libro. “Era una persona muy inteligente”, recordó Greene. El impresor alcalaíno Francisco de Paula Martínez Vela visitó a Jacobs cuando estuvo ingresado en un hospital de Granada. “La obra sobre Frailes revela su capacidad de analizar a la gente. Aun con sus problemas con el castellano, Jacobs supo mirar como un escritor”, aseguró Martínez.Conexión especialUno de los primeros cómplices del narrador en Frailes fue Manuel Ruiz, “el Sereno”, que falleció a finales de enero de 2012. Juntos protagonizaron uno de los capítulos más mediáticos de la historia del pequeño pueblo andaluz: la reapertura del vetusto Cinema España de la mano de Sara Montiel. La intrahistoria de aquel reestreno de “El último cuplé” todavía colea: la cinta, en VHS, llegó a Frailes “in extremis” para desesperación de Fermín Murcía, dueño del cine. “Fue una locura. Michael se portó de maravilla”, declaró el gestor.La intención del Ayuntamiento es poner banderas a media asta, como expresión de luto, durante dos días, aún sin concretar. “Es una gran pérdida. El pueblo se queda huérfano”, admitió el alcalde, José Manuel Garrido. Jacobs no pudo despedirse en persona de el Sereno, pues estaba en Colombia cuando Ruiz murió. Lo hizo en un texto publicado en Frailespático: “Manolo siempre estará donde hay alegría”, escribió. Como si hablara de él mismo. Publicado en Diario JAEN, 12 de enero de 2014- See more at: http://frailespatico.com/2014/01/13/adios-a-michael-jacobs/#sthash.NaCf75kE.dpufichael Jacobs, escritor inglés que vivía en Frailes, murió, el sábado de madrugada, vencido por un cáncer de riñón. El autor de ”La fábrica de la luz”, que regresó a su villa de “adopción” antes de fallecer en Londres, logró despedirse de sus amigos andaluces. Vecinos de la Sierra Sur elogiaron su calidad humana.Jackie Rae, compañera de Michael Jacobs, llamó a Frailes cerca de las nueve menos diez de la mañana del sábado. La familia Caño, al otro lado del teléfono. El mensaje, ahogado en las lágrimas de Rae, confirmó lo esperado: Jacobs (Genoa, Italia, 1952) capituló ante el terrible ritmo de una enfermedad —cáncer de riñón— que no le arrebató las ganas de vivir, de escribir. “Ha muerto como un señor”, explicó Manuel Caño, amigo del hispanista.Jacobs, que preparaba una obra sobre la crisis, “Las Meninas” y Diego Velázquez, regresó a “su pueblo favorito”, Frailes, el municipio que convirtió en el “Macondo español” merced a la novela “The Factory of Light: Tales From My Andalucian Village” (2004). Su hogar. Su destino elegido. “Quiero ver olivos”, dijo antes de volar rumbo a España.La estancia duró menos de dos semanas: la salud del escritor empeoró, pues el tumor estaba cada vez más extendido. Antes de volver a Londres Jacobs, que saludó a los fraileros en las diferentes tabernas de la villa, recibió visitas en su casa frailera, ubicada cerca de la ermita del Calvario, en uno de los montes que rodea el pueblo. Allí, ya en una silla de ruedas, evocó el verano de 1999. “Fue su primera visita a Frailes. Al poco empezó a vivir en Discoteca Oh”, recordó Manuel Caño. Desde aquel local —hoy inactivo— inició, con alma de reportero, su trabajo de campo: descubrir la fisonomía vital de los fraileros para, más tarde, novelar sus vivencias en un libro —”La fábrica de la luz”— que se tradujo al castellano en 2010. “Yo aún no lo he leído. Es curioso. Conocía a Michael desde hace más de una década y no tengo ninguna dedicatoria suya”, expresó Lolo Caño, amigo del recién fallecido, hijo mayor de Manuel Caño y Mercedes García, el matrimonio que mejor interpretó al inglés. “Si algo he aprendido de Jacobs es a querer más a mi municipio”, abundó Lolo Caño. Lo mismo pensó la frailera María del Carmen Jiménez tras leer, en inglés, la obra que baña Frailes con un realismo mágico muy de García Márquez. La ficción, no obstante, también dio dolores de cabeza al británico: un particular, quizá confundido por una literatura que hibrida la fantasía y el realismo, denunció al autor.Más allá de aquel episodio, Jacobs sedujo con su musculatura narrativa no solo a lectores; la novela atrajo a numerosos ingleses a la Sierra Sur. El artista Nigel Greene, por ejemplo, compró una vivienda en Frailes tras devorar el libro. “Era una persona muy inteligente”, recordó Greene. El impresor alcalaíno Francisco de Paula Martínez Vela visitó a Jacobs cuando estuvo ingresado en un hospital de Granada. “La obra sobre Frailes revela su capacidad de analizar a la gente. Aun con sus problemas con el castellano, Jacobs supo mirar como un escritor”, aseguró Martínez.Conexión especialUno de los primeros cómplices del narrador en Frailes fue Manuel Ruiz, “el Sereno”, que falleció a finales de enero de 2012. Juntos protagonizaron uno de los capítulos más mediáticos de la historia del pequeño pueblo andaluz: la reapertura del vetusto Cinema España de la mano de Sara Montiel. La intrahistoria de aquel reestreno de “El último cuplé” todavía colea: la cinta, en VHS, llegó a Frailes “in extremis” para desesperación de Fermín Murcía, dueño del cine. “Fue una locura. Michael se portó de maravilla”, declaró el gestor.La intención del Ayuntamiento es poner banderas a media asta, como expresión de luto, durante dos días, aún sin concretar. “Es una gran pérdida. El pueblo se queda huérfano”, admitió el alcalde, José Manuel Garrido. Jacobs no pudo despedirse en persona de el Sereno, pues estaba en Colombia cuando Ruiz murió. Lo hizo en un texto publicado en Frailespático: “Manolo siempre estará donde hay alegría”, escribió. Como si hablara de él mism- See more at: http://frailespatico.com/2014/01/13/adios-a-michael-jacobs/#sthash.NaCf75kE.dpufMichael Jacobs, escritor inglés que vivía en Frailes, murió, el sábado de madrugada, vencido por un cáncer de riñón. El autor de ”La fábrica de la luz”, que regresó a su villa de “adopción” antes de fallecer en Londres, logró despedirse de sus amigos andaluces. Vecinos de la Sierra Sur elogiaron su calidad humana.Jackie Rae, compañera de Michael Jacobs, llamó a Frailes cerca de las nueve menos diez de la mañana del sábado. La familia Caño, al otro lado del teléfono. El mensaje, ahogado en las lágrimas de Rae, confirmó lo esperado: Jacobs (Genoa, Italia, 1952) capituló ante el terrible ritmo de una enfermedad —cáncer de riñón— que no le arrebató las ganas de vivir, de escribir. “Ha muerto como un señor”, explicó Manuel Caño, amigo del hispanista.Jacobs, que preparaba una obra sobre la crisis, “Las Meninas” y Diego Velázquez, regresó a “su pueblo favorito”, Frailes, el municipio que convirtió en el “Macondo español” merced a la novela “The Factory of Light: Tales From My Andalucian Village” (2004). Su hogar. Su destino elegido. “Quiero ver olivos”, dijo antes de volar rumbo a España.La estancia duró menos de dos semanas: la salud del escritor empeoró, pues el tumor estaba cada vez más extendido. Antes de volver a Londres Jacobs, que saludó a los fraileros en las diferentes tabernas de la villa, recibió visitas en su casa frailera, ubicada cerca de la ermita del Calvario, en uno de los montes que rodea el pueblo. Allí, ya en una silla de ruedas, evocó el verano de 1999. “Fue su primera visita a Frailes. Al poco empezó a vivir en Discoteca Oh”, recordó Manuel Caño. Desde aquel local —hoy inactivo— inició, con alma de reportero, su trabajo de campo: descubrir la fisonomía vital de los fraileros para, más tarde, novelar sus vivencias en un libro —”La fábrica de la luz”— que se tradujo al castellano en 2010. “Yo aún no lo he leído. Es curioso. Conocía a Michael desde hace más de una década y no tengo ninguna dedicatoria suya”, expresó Lolo Caño, amigo del recién fallecido, hijo mayor de Manuel Caño y Mercedes García, el matrimonio que mejor interpretó al inglés. “Si algo he aprendido de Jacobs es a querer más a mi municipio”, abundó Lolo Caño. Lo mismo pensó la frailera María del Carmen Jiménez tras leer, en inglés, la obra que baña Frailes con un realismo mágico muy de García Márquez. La ficción, no obstante, también dio dolores de cabeza al británico: un particular, quizá confundido por una literatura que hibrida la fantasía y el realismo, denunció al autor.Más allá de aquel episodio, Jacobs sedujo con su musculatura narrativa no solo a lectores; la novela atrajo a numerosos ingleses a la Sierra Sur. El artista Nigel Greene, por ejemplo, compró una vivienda en Frailes tras devorar el libro. “Era una persona muy inteligente”, recordó Greene. El impresor alcalaíno Francisco de Paula Martínez Vela visitó a Jacobs cuando estuvo ingresado en un hospital de Granada. “La obra sobre Frailes revela su capacidad de analizar a la gente. Aun con sus problemas con el castellano, Jacobs supo mirar como un escritor”, aseguró Martínez.Conexión especialUno de los primeros cómplices del narrador en Frailes fue Manuel Ruiz, “el Sereno”, que falleció a finales de enero de 2012. Juntos protagonizaron uno de los capítulos más mediáticos de la historia del pequeño pueblo andaluz: la reapertura del vetusto Cinema España de la mano de Sara Montiel. La intrahistoria de aquel reestreno de “El último cuplé” todavía colea: la cinta, en VHS, llegó a Frailes “in extremis” para desesperación de Fermín Murcía, dueño del cine. “Fue una locura. Michael se portó de maravilla”, declaró el gestor.La intención del Ayuntamiento es poner banderas a media asta, como expresión de luto, durante dos días, aún sin concretar. “Es una gran pérdida. El pueblo se queda huérfano”, admitió el alcalde, José Manuel Garrido. Jacobs no pudo despedirse en persona de el Sereno, pues estaba en Colombia cuando Ruiz murió. Lo hizo en un texto publicado en Frailespático: “Manolo siempre estará donde hay alegría”, escribió. Como si hablara de él mismo. Publicado en Diario JAEN, 12 de enero de 2014- See more at: http://frailespatico.com/2014/01/13/adios-a-michael-jacobs/#sthash.NaCf75kE.dpufichael Jacobs, escritor inglés que vivía en Frailes, murió, el sábado de madrugada, vencido por un cáncer de riñón. El autor de ”La fábrica de la luz”, que regresó a su villa de “adopción” antes de fallecer en Londres, logró despedirse de sus amigos andaluces. Vecinos de la Sierra Sur elogiaron su calidad humana.Jackie Rae, compañera de Michael Jacobs, llamó a Frailes cerca de las nueve menos diez de la mañana del sábado. La familia Caño, al otro lado del teléfono. El mensaje, ahogado en las lágrimas de Rae, confirmó lo esperado: Jacobs (Genoa, Italia, 1952) capituló ante el terrible ritmo de una enfermedad —cáncer de riñón— que no le arrebató las ganas de vivir, de escribir. “Ha muerto como un señor”, explicó Manuel Caño, amigo del hispanista.Jacobs, que preparaba una obra sobre la crisis, “Las Meninas” y Diego Velázquez, regresó a “su pueblo favorito”, Frailes, el municipio que convirtió en el “Macondo español” merced a la novela “The Factory of Light: Tales From My Andalucian Village” (2004). Su hogar. Su destino elegido. “Quiero ver olivos”, dijo antes de volar rumbo a España.La estancia duró menos de dos semanas: la salud del escritor empeoró, pues el tumor estaba cada vez más extendido. Antes de volver a Londres Jacobs, que saludó a los fraileros en las diferentes tabernas de la villa, recibió visitas en su casa frailera, ubicada cerca de la ermita del Calvario, en uno de los montes que rodea el pueblo. Allí, ya en una silla de ruedas, evocó el verano de 1999. “Fue su primera visita a Frailes. Al poco empezó a vivir en Discoteca Oh”, recordó Manuel Caño. Desde aquel local —hoy inactivo— inició, con alma de reportero, su trabajo de campo: descubrir la fisonomía vital de los fraileros para, más tarde, novelar sus vivencias en un libro —”La fábrica de la luz”— que se tradujo al castellano en 2010. “Yo aún no lo he leído. Es curioso. Conocía a Michael desde hace más de una década y no tengo ninguna dedicatoria suya”, expresó Lolo Caño, amigo del recién fallecido, hijo mayor de Manuel Caño y Mercedes García, el matrimonio que mejor interpretó al inglés. “Si algo he aprendido de Jacobs es a querer más a mi municipio”, abundó Lolo Caño. Lo mismo pensó la frailera María del Carmen Jiménez tras leer, en inglés, la obra que baña Frailes con un realismo mágico muy de García Márquez. La ficción, no obstante, también dio dolores de cabeza al británico: un particular, quizá confundido por una literatura que hibrida la fantasía y el realismo, denunció al autor.Más allá de aquel episodio, Jacobs sedujo con su musculatura narrativa no solo a lectores; la novela atrajo a numerosos ingleses a la Sierra Sur. El artista Nigel Greene, por ejemplo, compró una vivienda en Frailes tras devorar el libro. “Era una persona muy inteligente”, recordó Greene. El impresor alcalaíno Francisco de Paula Martínez Vela visitó a Jacobs cuando estuvo ingresado en un hospital de Granada. “La obra sobre Frailes revela su capacidad de analizar a la gente. Aun con sus problemas con el castellano, Jacobs supo mirar como un escritor”, aseguró Martínez.Conexión especialUno de los primeros cómplices del narrador en Frailes fue Manuel Ruiz, “el Sereno”, que falleció a finales de enero de 2012. Juntos protagonizaron uno de los capítulos más mediáticos de la historia del pequeño pueblo andaluz: la reapertura del vetusto Cinema España de la mano de Sara Montiel. La intrahistoria de aquel reestreno de “El último cuplé” todavía colea: la cinta, en VHS, llegó a Frailes “in extremis” para desesperación de Fermín Murcía, dueño del cine. “Fue una locura. Michael se portó de maravilla”, declaró el gestor.La intención del Ayuntamiento es poner banderas a media asta, como expresión de luto, durante dos días, aún sin concretar. “Es una gran pérdida. El pueblo se queda huérfano”, admitió el alcalde, José Manuel Garrido. Jacobs no pudo despedirse en persona de el Sereno, pues estaba en Colombia cuando Ruiz murió. Lo hizo en un texto publicado en Frailespático: “Manolo siempre estará donde hay alegría”, escribió. Como si hablara de él mism- See more at: http://frailespatico.com/2014/01/13/adios-a-michael-jacobs/#sthash.NaCf75kE.dpufichael Jacobs, escritor inglés que vivía en Frailes, murió, el sábado de madrugada, vencido por un cáncer de riñón. El autor de ”La fábrica de la luz”, que regresó a su villa de “adopción” antes de fallecer en Londres, logró despedirse de sus amigos andaluces. Vecinos de la Sierra Sur elogiaron su calidad humana.Jackie Rae, compañera de Michael Jacobs, llamó a Frailes cerca de las nueve menos diez de la mañana del sábado. La familia Caño, al otro lado del teléfono. El mensaje, ahogado en las lágrimas de Rae, confirmó lo esperado: Jacobs (Genoa, Italia, 1952) capituló ante el terrible ritmo de una enfermedad —cáncer de riñón— que no le arrebató las ganas de vivir, de escribir. “Ha muerto como un señor”, explicó Manuel Caño, amigo del hispanista.Jacobs, que preparaba una obra sobre la crisis, “Las Meninas” y Diego Velázquez, regresó a “su pueblo favorito”, Frailes, el municipio que convirtió en el “Macondo español” merced a la novela “The Factory of Light: Tales From My Andalucian Village” (2004). Su hogar. Su destino elegido. “Quiero ver olivos”, dijo antes de volar rumbo a España.La estancia duró menos de dos semanas: la salud del escritor empeoró, pues el tumor estaba cada vez más extendido. Antes de volver a Londres Jacobs, que saludó a los fraileros en las diferentes tabernas de la villa, recibió visitas en su casa frailera, ubicada cerca de la ermita del Calvario, en uno de los montes que rodea el pueblo. Allí, ya en una silla de ruedas, evocó el verano de 1999. “Fue su primera visita a Frailes. Al poco empezó a vivir en Discoteca Oh”, recordó Manuel Caño. Desde aquel local —hoy inactivo— inició, con alma de reportero, su trabajo de campo: descubrir la fisonomía vital de los fraileros para, más tarde, novelar sus vivencias en un libro —”La fábrica de la luz”— que se tradujo al castellano en 2010. “Yo aún no lo he leído. Es curioso. Conocía a Michael desde hace más de una década y no tengo ninguna dedicatoria suya”, expresó Lolo Caño, amigo del recién fallecido, hijo mayor de Manuel Caño y Mercedes García, el matrimonio que mejor interpretó al inglés. “Si algo he aprendido de Jacobs es a querer más a mi municipio”, abundó Lolo Caño. Lo mismo pensó la frailera María del Carmen Jiménez tras leer, en inglés, la obra que baña Frailes con un realismo mágico muy de García Márquez. La ficción, no obstante, también dio dolores de cabeza al británico: un particular, quizá confundido por una literatura que hibrida la fantasía y el realismo, denunció al autor.Más allá de aquel episodio, Jacobs sedujo con su musculatura narrativa no solo a lectores; la novela atrajo a numerosos ingleses a la Sierra Sur. El artista Nigel Greene, por ejemplo, compró una vivienda en Frailes tras devorar el libro. “Era una persona muy inteligente”, recordó Greene. El impresor alcalaíno Francisco de Paula Martínez Vela visitó a Jacobs cuando estuvo ingresado en un hospital de Granada. “La obra sobre Frailes revela su capacidad de analizar a la gente. Aun con sus problemas con el castellano, Jacobs supo mirar como un escritor”, aseguró Martínez.Conexión especialUno de los primeros cómplices del narrador en Frailes fue Manuel Ruiz, “el Sereno”, que falleció a finales de enero de 2012. Juntos protagonizaron uno de los capítulos más mediáticos de la historia del pequeño pueblo andaluz: la reapertura del vetusto Cinema España de la mano de Sara Montiel. La intrahistoria de aquel reestreno de “El último cuplé” todavía colea: la cinta, en VHS, llegó a Frailes “in extremis” para desesperación de Fermín Murcía, dueño del cine. “Fue una locura. Michael se portó de maravilla”, declaró el gestor.La intención del Ayuntamiento es poner banderas a media asta, como expresión de luto, durante dos días, aún sin concretar. “Es una gran pérdida. El pueblo se queda huérfano”, admitió el alcalde, José Manuel Garrido. Jacobs no pudo despedirse en persona de el Sereno, pues estaba en Colombia cuando Ruiz murió. Lo hizo en un texto publicado en Frailespático: “Manolo siempre estará donde hay alegría”, escribió. Como si hablara de él mism- See more at: http://frailespatico.com/2014/01/13/adios-a-michael-jacobs/#sthash.NaCf75kE.dpufMichael Jacobs, escritor inglés que vivía en Frailes, murió, el sábado de madrugada, vencido por un cáncer de riñón. El autor de ”La fábrica de la luz”, que regresó a su villa de “adopción” antes de fallecer en Londres, logró despedirse de sus amigos andaluces. Vecinos de la Sierra Sur elogiaron su calidad humana.Jackie Rae, compañera de Michael Jacobs, llamó a Frailes cerca de las nueve menos diez de la mañana del sábado. La familia Caño, al otro lado del teléfono. El mensaje, ahogado en las lágrimas de Rae, confirmó lo esperado: Jacobs (Genoa, Italia, 1952) capituló ante el terrible ritmo de una enfermedad —cáncer de riñón— que no le arrebató las ganas de vivir, de escribir. “Ha muerto como un señor”, explicó Manuel Caño, amigo del hispanista.Jacobs, que preparaba una obra sobre la crisis, “Las Meninas” y Diego Velázquez, regresó a “su pueblo favorito”, Frailes, el municipio que convirtió en el “Macondo español” merced a la novela “The Factory of Light: Tales From My Andalucian Village” (2004). Su hogar. Su destino elegido. “Quiero ver olivos”, dijo antes de volar rumbo a España.La estancia duró menos de dos semanas: la salud del escritor empeoró, pues el tumor estaba cada vez más extendido. Antes de volver a Londres Jacobs, que saludó a los fraileros en las diferentes tabernas de la villa, recibió visitas en su casa frailera, ubicada cerca de la ermita del Calvario, en uno de los montes que rodea el pueblo. Allí, ya en una silla de ruedas, evocó el verano de 1999. “Fue su primera visita a Frailes. Al poco empezó a vivir en Discoteca Oh”, recordó Manuel Caño. Desde aquel local —hoy inactivo— inició, con alma de reportero, su trabajo de campo: descubrir la fisonomía vital de los fraileros para, más tarde, novelar sus vivencias en un libro —”La fábrica de la luz”— que se tradujo al castellano en 2010. “Yo aún no lo he leído. Es curioso. Conocía a Michael desde hace más de una década y no tengo ninguna dedicatoria suya”, expresó Lolo Caño, amigo del recién fallecido, hijo mayor de Manuel Caño y Mercedes García, el matrimonio que mejor interpretó al inglés. “Si algo he aprendido de Jacobs es a querer más a mi municipio”, abundó Lolo Caño. Lo mismo pensó la frailera María del Carmen Jiménez tras leer, en inglés, la obra que baña Frailes con un realismo mágico muy de García Márquez. La ficción, no obstante, también dio dolores de cabeza al británico: un particular, quizá confundido por una literatura que hibrida la fantasía y el realismo, denunció al autor.Más allá de aquel episodio, Jacobs sedujo con su musculatura narrativa no solo a lectores; la novela atrajo a numerosos ingleses a la Sierra Sur. El artista Nigel Greene, por ejemplo, compró una vivienda en Frailes tras devorar el libro. “Era una persona muy inteligente”, recordó Greene. El impresor alcalaíno Francisco de Paula Martínez Vela visitó a Jacobs cuando estuvo ingresado en un hospital de Granada. “La obra sobre Frailes revela su capacidad de analizar a la gente. Aun con sus problemas con el castellano, Jacobs supo mirar como un escritor”, aseguró Martínez.Conexión especialUno de los primeros cómplices del narrador en Frailes fue Manuel Ruiz, “el Sereno”, que falleció a finales de enero de 2012. Juntos protagonizaron uno de los capítulos más mediáticos de la historia del pequeño pueblo andaluz: la reapertura del vetusto Cinema España de la mano de Sara Montiel. La intrahistoria de aquel reestreno de “El último cuplé” todavía colea: la cinta, en VHS, llegó a Frailes “in extremis” para desesperación de Fermín Murcía, dueño del cine. “Fue una locura. Michael se portó de maravilla”, declaró el gestor.La intención del Ayuntamiento es poner banderas a media asta, como expresión de luto, durante dos días, aún sin concretar. “Es una gran pérdida. El pueblo se queda huérfano”, admitió el alcalde, José Manuel Garrido. Jacobs no pudo despedirse en persona de el Sereno, pues estaba en Colombia cuando Ruiz murió. Lo hizo en un texto publicado en Frailespático: “Manolo siempre estará donde hay alegría”, escribió. Como si hablara de él mismo. Publicado en Diario JAEN, 12 de enero de 2014ichael Jacobs, escritor inglés que vivía en Frailes, murió, el sábado de madrugada, vencido por un cáncer de riñón. El autor de ”La fábrica de la luz”, que regresó a su villa de “adopción” antes de fallecer en Londres, logró despedirse de sus amigos andaluces. Vecinos de la Sierra Sur elogiaron su calidad humana.Jackie Rae, compañera de Michael Jacobs, llamó a Frailes cerca de las nueve menos diez de la mañana del sábado. La familia Caño, al otro lado del teléfono. El mensaje, ahogado en las lágrimas de Rae, confirmó lo esperado: Jacobs (Genoa, Italia, 1952) capituló ante el terrible ritmo de una enfermedad —cáncer de riñón— que no le arrebató las ganas de vivir, de escribir. “Ha muerto como un señor”, explicó Manuel Caño, amigo del hispanista.Jacobs, que preparaba una obra sobre la crisis, “Las Meninas” y Diego Velázquez, regresó a “su pueblo favorito”, Frailes, el municipio que convirtió en el “Macondo español” merced a la novela “The Factory of Light: Tales From My Andalucian Village” (2004). Su hogar. Su destino elegido. “Quiero ver olivos”, dijo antes de volar rumbo a España.La estancia duró menos de dos semanas: la salud del escritor empeoró, pues el tumor estaba cada vez más extendido. Antes de volver a Londres Jacobs, que saludó a los fraileros en las diferentes tabernas de la villa, recibió visitas en su casa frailera, ubicada cerca de la ermita del Calvario, en uno de los montes que rodea el pueblo. Allí, ya en una silla de ruedas, evocó el verano de 1999. “Fue su primera visita a Frailes. Al poco empezó a vivir en Discoteca Oh”, recordó Manuel Caño. Desde aquel local —hoy inactivo— inició, con alma de reportero, su trabajo de campo: descubrir la fisonomía vital de los fraileros para, más tarde, novelar sus vivencias en un libro —”La fábrica de la luz”— que se tradujo al castellano en 2010. “Yo aún no lo he leído. Es curioso. Conocía a Michael desde hace más de una década y no tengo ninguna dedicatoria suya”, expresó Lolo Caño, amigo del recién fallecido, hijo mayor de Manuel Caño y Mercedes García, el matrimonio que mejor interpretó al inglés. “Si algo he aprendido de Jacobs es a querer más a mi municipio”, abundó Lolo Caño. Lo mismo pensó la frailera María del Carmen Jiménez tras leer, en inglés, la obra que baña Frailes con un realismo mágico muy de García Márquez. La ficción, no obstante, también dio dolores de cabeza al británico: un particular, quizá confundido por una literatura que hibrida la fantasía y el realismo, denunció al autor.Más allá de aquel episodio, Jacobs sedujo con su musculatura narrativa no solo a lectores; la novela atrajo a numerosos ingleses a la Sierra Sur. El artista Nigel Greene, por ejemplo, compró una vivienda en Frailes tras devorar el libro. “Era una persona muy inteligente”, recordó Greene. El impresor alcalaíno Francisco de Paula Martínez Vela visitó a Jacobs cuando estuvo ingresado en un hospital de Granada. “La obra sobre Frailes revela su capacidad de analizar a la gente. Aun con sus problemas con el castellano, Jacobs supo mirar como un escritor”, aseguró Martínez.Conexión especialUno de los primeros cómplices del narrador en Frailes fue Manuel Ruiz, “el Sereno”, que falleció a finales de enero de 2012. Juntos protagonizaron uno de los capítulos más mediáticos de la historia del pequeño pueblo andaluz: la reapertura del vetusto Cinema España de la mano de Sara Montiel. La intrahistoria de aquel reestreno de “El último cuplé” todavía colea: la cinta, en VHS, llegó a Frailes “in extremis” para desesperación de Fermín Murcía, dueño del cine. “Fue una locura. Michael se portó de maravilla”, declaró el gestor.La intención del Ayuntamiento es poner banderas a media asta, como expresión de luto, durante dos días, aún sin concretar. “Es una gran pérdida. El pueblo se queda huérfano”, admitió el alcalde, José Manuel Garrido. Jacobs no pudo despedirse en persona de el Sereno, pues estaba en Colombia cuando Ruiz murió. Lo hizo en un texto publicado en Frailespático: “Manolo siempre estará donde hay alegría”, escribió. Como si hablara de él mism- See more at: http://frailespatico.com/2014/01/13/adios-a-michael-jacobs/#sthash.NaCf75kE.dpufFran Cano- Frailespatico.comPublicado en Diario JAEN, 12 de enero de 2014